Las
relaciones entre Perú y Chile durante los últimos 130 años no
han sido las más prósperas. Una infausta guerra, que desgarró miles de familias tanto allá
como acá, sirvió para enemistar a dos países que nacieron como hermanos. El
poder político y el poder económico de ambos lados hizo que los pueblos, en
Lima, Arequipa, Santiago o Concepción, se enfrascaran en un trágico
enfrentamiento que al final sólo benefició a los intereses de los más
poderosos, manteniendo a los más humildes, a uno y otro lado de la frontera, en
la misma y eterna pobreza, y les impusiera un odio mutuo que se ha mantenido
durante el tiempo sin tener el más mínimo sentido.
Sin
embargo, y aunque suene a frase cliché, el fútbol une, y por más enemistad,
antipatía, rencor u hostilidad exista, siempre habrá un motivo que utilice el
balompié para hermanar a quienes parecen irreconciliables: Este es el caso de Alianza Lima y Colo Colo.
Ni
que el azar se hubiese coordinado para hacer a sus historias más comunes que
muchas otras, ambos clubes nacieron al alero de gente humilde. El “Cacique”, forjado por el espíritu
revolucionario e inconformista de sencillos profesores. Y los “Íntimos”, fraguados en respuesta a la exclusión que
vivían los negros, mestizos y pobres en tierra de los Incas. Ambos, representantes
puros y genuinos del alma de sus respectivos pueblos.
Sin
embargo aquello, hay un hecho que forjó para la eternidad la hermandad de estos
dos cuadros y que se erige hasta hoy como una de las muestras de apoyo y
fraternidad en la historia del fútbol mundial: “La Tragedia de Ventanilla”.
Equipo "Íntimo" que falleció en Ventanilla |
1987
se presentaba como el año preciso para que Alianza
Lima volviese a recuperar el sitial de honor que había extraviado durante
el último tiempo en el fútbol peruano. Tras nueve años de fracasos, donde, y
además, debió soportar que sus eternos rivales, Universitario y Sporting
Cristal, se coronaran campeones, el elenco "Intimo" había conformado un plantel de jerarquía para
pelear el Campeonato Descentralizado
y volver a gritar campeón.
Y
en esa dirección iba, pues en la fase final del torneo se encontraban como
líderes, producto de 10 victorias, 4 empates y tan sólo 3 derrotas, hasta que
sobrevino la tragedia.
El
8 de diciembre de aquel año, los “Blanquiazules”
debieron viajar a la amazonia peruana para enfrentar a Deportivo Pucallpa. Llegaron a la selva, jugaron y con solitario
gol de Carlos “Pacho” Bustamante, sellaron una importantísima victoria que los
mantenía firmes en el liderato del Descentralizado de aquel año. Tras eso, y
para regresar de inmediato a Lima, los “Íntimos”
contrataron un charter de la Marina de Guerra del Perú para que los llevara de
vuelta. Todo bien hasta ahí, sin embargo, cuando la nave estaba a minutos de
aterrizar, la torre de control perdió todo contacto con ella. Y no volvería a
recobrarlo.
Hinchada del Alianza |
Intentando
aterrizar, el piloto del Fokker F-27,
había perdido el control de la máquina y tras un choque del alerón con una
montaña del sector, se había precipitado al mar en la localidad de ventanilla,
algunos kilómetros al norte de Lima. El fatídico accidente dejaba un saldo
nefasto de 43 personas, entre las que se contaba el primer equipo completo de Alianza Lima, el cuerpo técnico de los “Grone”, el trío referil que había
impartido justicia en el partido en Pucallpa. Cuatro dirigentes y ocho
barristas, más siete integrantes de la tripulación. Solo el piloto había
salvado con vida.
La
tragedia prontamente dio la vuelta al mundo. Bobby Charlton, insignia del Manchester
United y que había sobrevivido a un accidente aéreo donde murió gran parte
del plantel de los “Diablos Rojos”, se mostró conmovido y le envió todo el
apoyo al club limeño. Peñarol, que
disputaría la Copa Intercontinental,
y en honor a los fallecidos, jugó su encuentro ante el Porto con crespones negros. No obstante, el gesto más hermoso de
fraternidad y solidaridad fue el de Colo
Colo, elenco que conmovido por la tragedia, ofreció a los “Íntimos”, cuatro
jugadores, un arquero, un defensa, un mediocampista y un delantero, para que
pudieran reconstruir el equipo y seguir luchando en lo que quedaba de
campeonato, además de ofrecer un partido amistoso a jugarse en Matute para recaudar dinero que fuese
en ayuda de las familias de las víctimas.
Así,
el portero José Letelier, el defensa
Parko Quiroz, el volante Francisco Huerta y el ariete René Pinto, cargaron sus maletas y partieron a derrochar
apoyo y hermandad a Perú para
defender los colores de Alianza Lima.
Desde ese preciso instante, la historia de ambas escuadras se fundía en una
unión inquebrantable y duradera.
Las
muestras de cariño para los colocolinos
que partieron a solidarizar con el club hermano, no se hicieron esperar.
Recibidos como figuras, se fueron metiendo, a punta de esfuerzo, en el corazón
de la fanaticada “Blanquiazul”,
convirtiéndose en héroes ante tan hermoso gesto.
Hoy,
la amistad que une a ambas escuadras es envidiable. Común es ver en las
galerías de Matute a más de algún
hincha con la enseña de Colo Colo. Y
en varias ocasiones han sido los hinchas del “Cacique” los que han ido a apoyar en masa a Alianza Lima cuando
visita Chile. Una relación fecunda
que se ha plasmado incluso en un muro en las cercanías del Estadio Alejandro
Villanueva de Lima, donde y en medio de los escudos del “Popular” y de los “Íntimos”,
se puede leer “Un Solo Corazón”.
Así,
la cruenta desgracia, que significó dolor y llanto, sembró una semilla de
hermandad que traspasó las rencillas del pasado, superó el paso del tiempo y
vinculó para siempre a dos instituciones fieles representantes de sus
respectivos pueblos.
Equipo del Alianza con los chilenos en la oncena titular |
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