Cada
Mundial de Fútbol comienza con el favoritismo de las mismas selecciones de
siempre: Brasil, Argentina, Alemania, Italia o Inglaterra. Sin embargo, con el
correr de los partidos siempre aparece un combinado que comienza a reunir las
miradas, acaparar los aplausos y aglutinar las preferencias de cara a la
definición del título. Checoslovaquia, Suecia o Hungría son ejemplos de que en
las primeras justas también ocurría esto mismo. Y es imposible olvidar lo
ofrecido por Bélgica, Camerún, Bulgaria,
Corea del Sur, Ghana o Uruguay, más recientemente. Sin embargo, hay un
seleccionado que llamó la atención por su ordenado, pero vistoso juego, que
emocionó a toda la fanaticada y que logró hacerse con un lugar dentro de las
revelaciones en la mayor lid del balompié alrededor del mundo, y que por
motivaciones políticas pretende pasarse por alto: Esta es la historia del
Seleccionado de Corea del Norte en Inglaterra 66'.
Mediados
de la década del 60', y en la Península de Corea poco más de diez años habían
pasado desde que la cruenta guerra fratricida desmembrara una nación que
durante los siglos había permanecido unida, pero que el afán mercantilista
había dividido, irreconciliado y enemistado hasta llevarla a un punto de total
antagonismo que amenazaba con retomar la beligerancia en cualquier momento.
Así, y hacía el septentrión del Paralelo 38º, se desarrollaba bajo la Ideología
Juche, la República Democrática Popular de Corea.
Coqueteando con el estalinismo, las autoridades norcoreanas se encontraban
aplicando sesudos planes económicos que le permitían a la nación encontrarse en
franca expansión económica. La industria pesada, así como la construcción de
gran infraestructura y el desarrollo de la agricultura, tenían a la nación
mirando con optimismo el futuro.
Además,
y como ha sido la tónica en las administraciones de corte socialista, las
autoridades norcoreanas habían impulsado y fomentado la actividad física entre
sus compatriotas. Situación a la que el fútbol no estuvo ajeno. Así, y
apostando todo en un deporte que siempre apasionó a dicha nación, tanto las
autoridades políticas como las autoridades deportivas pusieron todo el empeño
para que dicho deporte diera que hablar tras sus fronteras. Y así ocurrió. Se
aproximaba una nueva versión de la Copa Mundial de la FIFA, a jugarse en Inglaterra, y Corea del Norte no encontró mejor vitrina para mostrar su evolución
con la pelotita en los pies, Así, inscribió a su combinado para pelear por un
lugar en la máxima cita futbolera.
69
selecciones se matricularon para disputar un lugar en la copa y la FIFA decidió
asignar los cupos a través de las zonas geográficas. Así, en Europa 32 equipos
disputarían 9 plazas; en Sudamérica 9 combinados pelearían por los 3 lugares;
Norteamérica, Centroamérica y el Caribe bregarían por un sitio, mientras que
África y Asia en conjunción con Oceanía, lucharían por medio cupo
respectivamente.
Esta
situación irritó a la Federación Africana, la que desestimó competir. Así, el
medio cupo de dicha federación se sumaría al que disputaban en conjunto
asiáticos y oceánicos, por lo que el ganador de dicha liguilla aseguraría un
cupo directo a Inglaterra 66'. No
obstante aquello, los problemas y desavenencias no concluyeron ahí. Sudáfrica,
no solidarizó con la postura africana y solicitó a la FIFA participar en las
eliminatorias en Asía, hecho que fue aceptado. No obstante, y ante el hecho
manifiesto de la Asociación de Fútbol Sudafricana de presentar oncenas solo
compuestas por blancos, fue desafiliada, hecho que se mantuvo por casi un
cuarto de siglo.
Así,
entonces, Corea del Norte, Australia
y Corea del Sur intervendrían por el único cupo. No obstante, y a pocos días de
que se iniciaran los encuentros, los surcoreanos manifestaron que adherían a la
postura africana y que no participarían de la disputa. Más que solidaridad, era una bofetada a sus vecinos
del norte, intentando con eso boicotear la participación de la República
Democrática Popular de Corea e instar a que la FIFA a que declarara nula la
clasificatoria Asiático-Oceánica. No obstante, el ente con sede en Zurich no
accedió a sus peticiones y mantuvo firme dichas eliminatorias, las que ahora
solo dirimirían Australia y la ya nombrada Norcorea.
Con
diferencia de tres días, los dos partidos se llevarían a cabo en la ciudad
camboyana de Phnom Penh, escenario neutral y equidistante de ambas naciones en
juego. Y todo sería una fiesta para los orientales. Con una goleada de 6 a 1,
producto de los goles de Pak Doo-Ik
y On Sung-Hwi, en una ocasión, y de Pak Sung-Jing y Han Bong-Jin en dos ocasiones, más el descuento australiano de
Scheinflug, la clasificación norcoreana era casi un hecho.
En
el partido de vuelta, era cuestión de ratificar lo mostrado tres días atrás
para hacerse con un boleto hacia Inglaterra. Y así fue. Un sólido 3 a 1,
producto de los dos tantos de Kim Seung-Il
en dos ocasiones, y de Pak Sung-Jin,
más el descuento de los isleños, que nuevamente corrió por parte de Scheinflug,
la República Popular Democrática de
Corea decía presente por primera vez en una cita mundialista. Con un global
de 9 a 2, más de algo quería demostrar en las islas británicas.
Seleccionado Norcoreano reconociendo el Estadio Ayresome Park |
Con
un lugar en el Mundial, la tarea ahora era confiar en que les tocase un grupo
accesible, no obstante, el haber quedado encasillado en la última grilla del
sorteo, le hizo esperar un grupo dificilísimo. Y así fue, pues quedaron
emparejados con Chile, Italia y Unión Soviética. Un más que duro grupo, pero
que le permitiría a los "Chollima",
como fueron bautizados en su país, el demostrar para lo que verdaderamente
estaban hechos.
Avecindados
en la ciudad de Middlesbrough, los
Norcoreanos sabían que su estadía en Inglaterra no sería fácil. Hacía algunos
años, Gran Bretaña había apoyado fervientemente la lucha de Corea del Sur ante
su patria en la Guerra de Corea. De
hecho, tanto rechazo generó su presencia, que a nivel dirigencial se planteó la
posibilidad de no tocar su himno ni ondear su bandera. Inclusive, llegó a
especularse el hecho de que la Foreing Oficce no les permitiera el visado para
ingresar a Inglaterra. No obstante, primó la cordura y se les permitió el
ingreso con la condición de que su himno nacional no fuese entonado en los
partidos que disputase.
Los
fieros comunistas de ojos rasgados, como los presentaban los ingleses, distaron
mucho del grupo de pequeños y ligeros jóvenes que arribaron a la eminentemente
industrial Middlesbrough. Allí, la
población, de marcada clase obrera, simpatizó inmediatamente con los
norcoreanos, quienes, con una sonrisa fácil y sobretodo con su humildad, fueron
cautivando a toda la ciudad.
La
relación de la ciudad con el seleccionado "Chollima"
se vio aún más profundizada tras su debut en la Copa. Al frente tenían a la
poderosa Unión Soviética, que contaba entre sus filas con el mejor arquero de
la época, la "Araña Negra", Lev
Yashin, y con las figuras rutilantes de Valeri Voronin e Ígor
Chislenko. E hicieron valer su supremacía. Con un contundente 3 a 0, los
"Soviéticos" se imponían a los norcoreanos, pero el juego en equipo,
la velocidad y la preciosidad de sus pases hizo que la afición local se
sintiera aún más representada por los menudos orientales que vestían de rojo.
En
el encuentro siguiente, los "Chollima"
convocaron a 16 mil personas a presenciar el cotejo ante Chile, otro rival de
peso, que cargaba con un tercer lugar en el mundial inmediatamente anterior y
que contaba entre sus figuras con Leonel Sánchez, uno de los goleadores de la
justa anterior.
Norcoreanos y Soviéticos frente a frente en Middlesbrough |
Y
vaya que les resultó difícil. A los 26' minutos de partido, Rubén Marcos anoto
de penal el primer gol del encuentro. Pero los norcoreanos no bajaron los
brazos y faltando sólo sesenta segundos para que culminara el cotejo, el
delantero Pak Seung-Zin, marcó la
igualdad que le permitía seguir soñando con su paso a los cuartos de final.
El
siguiente lance, sin dudas, sería el más complicado. Si querían ratificar el
buen juego y meterse por primera vez en fases decisivas, debían vencer a la
poderosísima Italia que, con Gianni
Rivera y Alessandro Mazzola,
pretendía meterse en cuartos de final, tras 30 años de ausencia.
En
un encuentro friccionado, donde no se dieron ventajas, los norcoreanos comenzaron a sacarlas cuando el primer tiempo ya acababa. Pak Doo-Ik, marcaba el único tanto del partido y la clasificación
de la República Popular Democrática de
Corea a la ronda de cuartos de final. Tanto le dolió la eliminación a los "Azurros" que en Italia Doo-Ik se volvió una figura de culto,
al cual denominaron "el Dentista", debido al dolor que les causó por
el tanto que los eliminaba.
Momento exacto en que Pak Doo-Ik vence a Albertosi |
En
el país comunista se ofreció la victoria como el triunfo de la colectividad por
encima del individuo, y así los subscriben los jugadores entrevistados en el
documental. Pero irónicamente, sería la mayor individualidad de aquellos
tiempos la que acabaría definitivamente con el sueño norcoreano.
En
cuartos, el rival sería Portugal,
que venía comandado por el histórico Eusebio.
Los “Lusos” habían comandado el grupo C del certamen, ganando sus tres
encuentros y propinándole un 3 a 1 certero a Brasil, equipo defensor del
título, con el que quedaban eliminados de la justa inglesa.
No
obstante aquello, el hecho de haber vencido a Italia les entregaba las armas
necesarias para hacerle partido a Portugal
y quedarse con el encuentro. Además, contaban con una fervorosa barra,
compuesta por muchos de los habitantes de Middlesbrough,
los que en masa -se calcula que unos 3
mil aficionados- los acompañaran hasta Liverpool para apoyarlos en su lance
ante los “Lusitanos”.
Y
el apoyo sirvió. En un primer tiempo espectacular, el elenco adiestrado por Myung Rye-Hyun, se imponía por 3 goles
contra 1 a los portugueses. Al minuto de juego, Pak Seung-Zin, abría la cuenta. Veinte minutos más tarde, Lee Dong-Woon aumentaba las cifras. A
los 25' Yang Seung-Kook ponía la
sorpresa y el 3 a 0 transitorio, no obstante Eusebio, y en dos ocasiones, descontaba para su seleccionado,
poniendo la cuota de incertidumbre para la parte final.
Yoon Kyung Oh y Coluna, capitán de Norcorea y Portugal, respectivamente |
De
“tu a tu” se presagiaba el segundo tiempo, pero, y ante la perplejidad de los más
de 50 mil simpatizantes que se dieron cita en el Goodison Park de Liverpool,
el elenco asiático que entro la etapa de desenlace, distó mucho del que ofrecía
espectáculo en los encuentros anteriores.
A
los 56', empató la "Pantera Negra". Y fue él mismo quien puso el
transitorio 4 a 3. En ese instante, se pensó un repunte norcoreano, tal como lo
hiciera ante Chile. Sin embargo, y a tan sólo diez minutos del final, José Augusto decretó el 5 a 3
definitivo y el final del sueño de los "Chollima"
en Inglaterra.
A
su regreso, fueron recibidos como héroes en Pyongyang. Muchos siguieron ligados al fútbol, intentando poner
nuevamente a Corea del Norte en el
concierto internacional, hecho que casi logran para el mundial de 1982, ya con
varios jugadores menos de los que habían participado el 66’, pero en la
penúltima ronda cayeron ante China y no pudieron repetir la hazaña de hacía dieciséis
años.
Lo
hecho por la República Popular
Democrática de Corea, fue por años la mejor presentación de un elenco
asiático en la historia de la Copa del Mundo. De hecho, tuvieron que pasar 36
años para que alguien pudiera igualarla. Esta vez, fue su vecino del sur, los
que pudieron igualar y superar dicha performance,
quienes, y en el certamen celebrado dentro de sus fronteras -Corea-Japón 2002-, y con más de alguna
ayuda arbitral, se quedaron con el cuarto lugar de la cita.
Finalmente,
tuvieron que pasar 44 años para que Corea
del Norte volviera a jugar un mundial. Fue en Sudáfrica 2010, pero, y pese a las expectativas, el elenco “Chollima” dejó bastante que
desear, perdiendo sus tres encuentros,
marcando tan solo un gol y haciendo que la figura de aquel equipo modesto, pero
aguerrido, se engrandeciera aún más y se volviera un mito.
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