Lo común en un futbolista es que una vez colgados los botines su siguiente
paso sea calzarse el buzo de técnico y dirigir algún equipo. Otros, seducidos
por las luces y las cámaras, que desvíen sus caminos y tras un micrófono las
oficien de relatores o periodistas. Los menos, que marchen a sus casas a vivir de los frutos que les significó su actuar, rememorando de cuando en cuando las
glorias pasadas. Sin embargo, extraño resulta cuando su alejamiento obedece a
ideales, más cuando éste ocurre temprano, teniendo todavía años y méritos para
alzarse como una estrella.
Bozidar Petrovic entra en esta última categoría. Nacido el 7 de abril de 1911 en Bela
Palanka, pequeña ciudad en el sureste de lo que fuera Yugoslavia,
muy cerca de la frontera con Bulgaria, desde pequeño mostró habilidades con el
balón pegado al pié, sin embargo, y por expresa petición de sus padres, dejó de
lado la pelota -momentáneamente- y se dedicó a los estudios. Así, y con
brillantes calificaciones, ingresó a estudiar derecho a la Universidad
de Belgrado, el centro educativo más prestigioso de lo que en aquella época
se conocía como el Reino de Yugoslavia. Allí, y junto a su ejemplar
comportamiento como estudiante, floreció su veta política.
Petrović con la camiseta del FK Vojvodina |
Motivado por las injusticias que se vivían en su país, "Bosko" se
sintió atraído por las ideas liberales, de justicia social y de unidad del
pueblo que esgrimía Filip Filipovic, líder de político yugoslavo, y
se unió al Partido Comunista de aquella nación, que permanecía en la
clandestinidad, ilegalizado por la administración nacionalista que regía los
destinos de aquel país balcánico.
Allí, Petrovic forjó la conciencia y el amor al prójimo que años más tarde le haría tomar la decisión más
trascendente de su novel vida.Tras terminar sus estudios y graduarse de abogado, Petrovic,
ávido de aprender nuevos conocimientos, se enroló en la Real Fuerza
Aérea de Yugoslavia. Como cadete de la clase 16º de la escuela de pilotos
del Primer Regimiento del Aire, es enviado a Novi Sad, al norte de
lo que hoy es Serbia. Allí, entre instrucciones de vuelo y sesudos manuales,
volvió a aparecer en su camino la pasión que durante toda la vida le había
quitado el sueño: El fútbol.
El FK Vojvodina de la ciudad yugoslava de Novi Sad,
le ofreció integrarse a su plantilla y "Bosko" no lo
dudó. "Vieja Dama", como se le conoce al club por ser una de las
instituciones más antiguas de lo que hoy es Serbia, estaba en
búsqueda de jugadores para participar del campeonato regional de aquella
localidad , por lo que apenas lo supo se inscribió. Su buena
técnica y la habilidad con el balón le permitieron quedar en el
equipo y ganarse de inmediato un lugar de titular en la oncena. Por ahora, la
política y por sobre todo el derecho podían esperar.
Con el Vojvodina, Bozidar Petrovic comenzó un
coqueteo que se convertiría en amor al cabo de dos años. En 1934, "Bosko" se
coronó campeón de la liga de Novi Sad con la camiseta
"Albirroja", derrotando en la final al FK Macva Sabac. En
aquella temporada, y en una presentación brillante, la "Vieja Dama"
arrasó con un rivales, ostentando 10 triunfos, 1 empate y apenas una derrota.
El título del torneo regional le valió el pase directo para disputar el
campeonato estatal, donde también sorprendió con 4 victorias e igual número de
derrotas. Con dicha cosecha, el "Firmasi" terminó en
el segundo lugar del nacional, ubicándose solamente detrás del BSK
Borča.
Novi Sad estaba en éxtasis. Su club se codeaba con los mejores de Yugoslavia y
entre sus figuras se alzaba Bozidar "Bosko" Petrovic, el
letrado e idealista muchacho que había cambiado los libros y las consignas por
darle patadas a un balón. Con 22 años, el mundo del fútbol le abría las puertas
y el SK Jugoslavija, el cuadro más importante de la liga local, le
ofrecía defender sus colores. Petrovic no lo pensó dos veces y
aceptó la oferta de "Los Rojos".
Ya en Belgrado, las buenas nuevas volvieron a tocar su puerta.
La Selección de Yugoslavia, que había sido cuarta en el Mundial de
Uruguay cuatro años antes, lo nominaba para que disputara un amistoso en Paris
ante la Selección de Francia, que venía de disputar la Copa del
Mundo de Italia 1934. El pleito, disputado en el Estadio Parque de los
Príncipes, terminó favoreciendo a los "Galos" por un estrecho 3 a 2 y "Bosko" fue
reemplazado al promediar la segunda fracción, recibiendo la ovación de las 37
mil personas que repletaron el coliseo parisino.
Selección de Yugoslavia de 1930 |
De regreso, se unió de lleno a los entrenamientos con el Jugoslavija, elenco que tras el receso del fútbol el año anterior, pretendía dejar atrás los casi diez años que llevaba sin ser campeón. No obstante, y aún cuando destacó entre las principales figuras del equipo, Bozidar Petrovic no pudo alzarse con el título, conformándose con ver como el BSK Beograd se coronaba campeón, sumando apenas dos puntos más que "Los Rojos".
Sus soberbias actuaciones le significaron que el campeón -el BSK- se fijara
en él y lo reclutara para la siguiente temporada. “Los Románticos”, como se le
conoce al equipo belgradense, y como preparación para el torneo que comenzaría
en julio, se trasladaron a Paris para animar una serie de amistosos.
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En la “Ciudad de la Luz”, Petrovic fue
invitado a probar distintos tipos de aviones, por lo que decidió terminar ahí
su relación con el fútbol y mantenerse en Paris pilotando dichas naves. Y sería allí
donde el destino nuevamente lo pondría en una encrucijada: en España, tropas
fascistas se levantaban contra la Segunda República Española, dando
inicio a una feroz Guerra Civil. "Bosko" no lo pensó dos veces y haciéndose eco de su sentimiento
internacionalista y su filiación marxista, partió a ponerse a las órdenes de
la Fuerza Aérea de la República Española, aprovechando su expertiz
como piloto de combate.
Debido a la problemática situación que vivía España, Petrović debió
ingresar al país con un pasaporte falso facilitado por una de las tantas
organizaciones comunistas que allí existían. Así, arribó el día de Navidad de
1936 a dicho país, bajo el nombre del ciudadano español Fernando García.
Bandera de las Brigadas Internacionalistas |
Una vez en España, fue destinado a la Escuela del Aire de Albacete para
recibir un breve curso de capacitación que duró casi un mes. Tras aquello, se
enrolo en el Grupo André Malraux, que llevaba el nombre del
novelista y político francés que tras el inicio del conflicto consiguió
movilizar bombarderos, cazas y aparatos de escolta, así como tripulación para
dichas aeronaves.
Su primera misión fue la defensa costera de la Base Aérea de Manises, en las
cercanías de la ciudad de Valencia, que por esos años, y debido al asedio que
sufría Madrid de parte de los sublevados, las ofició de capital de la República
Española. En eso se mantuvo durante varios meses hasta que el 14 de febrero de
1937 fue alcanzado por la aviación enemiga, hecho que le hizo capotar y
terminar herido.
Tras un tiempo en el hospital, Petrovic fue reubicado en
la Segunda Escuadrilla del Grupo 12 conocido como "Katiuskas".
En dichos aviones, el ex futbolista yugoslavo llevó a cabo varias misiones,
bombardeando diversos objetivos fascistas. Sin embargo, y tal como en el
fútbol, cuando tomaba el balón, encaraba a los rivales y se marchaba en demanda
del gol, "Bosko" necesitaba más adrenalina, por lo
que le solicitó a sus superiores el entrar en combate.
Esta situación, le significó ser enviado a la Escuela de Alta Velocidad El
Carmolí, ubicada en Cartagena, en la Región de Murcia. Ahí, y durante dos
meses, aprendió a pilotar los modernos aviones de fabricación rusa Polikarpov
I-15, conocidos durante la contienda como "Chatos".
Estos aeroplanos, diseñados para el combate aéreo contra otras naves,
significaron un gran apoyo para las fuerzas republicanas, debido a su
maniobrabilidad y rapidez, ocasionándole numerosas bajas al bando enemigo.
Pilotos Yugoslavos en España |
Una vez aprendidos todos los conocimientos necesarios, Bozidar se
incorporó a la Primera Escuadrilla de "Chatos", comandada
por el capitán soviético, Iván Yeriomenko, y la cual estaba compuesta,
además de los dos pilotos antes mencionados, por aviadores rusos, dos
estadounidenses y dos austríacos. Este escuadrón, fue enviado al frente aéreo
que se encargó de la Defensa de Madrid. Allí, y enfrentándose a los
aviones de la Legión Cóndor y la Aviazione
Legionaria, aeronaves enviadas por Hitler y Mussolini,
respectivamente, para apoyar a los sublevados, "Bosko" se
destacó inmediatamente como un hábil piloto, puesto que a los pocos días de
haberse unido al frente de batalla, derribó su primer avión.
Así, el 2 de junio de 1937, y sobre la Sierra de Guadarrama, cordón
montañoso que cruza Madrid, Segovia y Ávila, Petrovic tumba un Fiat
C.R.32, caza biplano de la Aviazione Legionaria, en el
marco de la Batalla de Madrid. Producto de su buen desempeño y el de su
escuadrón, fue reubicado cerca de Algete, unos kilómetros al
noreste de la capital española, donde se desarrollaba la Batalla de
Brunete.
Polikarpov I-15, avión pilotado por "Boško" |
Fue ahí, donde "Bosko" alcanzó su
consagración como un piloto de fuste, alzándose como un “As de la
Aviación” -condecoración reconocida mundialmente y que se le otorga a
los pilotos que acreditaron el derribe de al menos cinco aviones- y donde
también logró la inmortalidad. En poco más de un mes de combate, el piloto,
futbolista, abogado y comunista yugoslavo, abatió seis aeronaves enemigas,
entre las que se encontraban un bombardero alemán Dornier Do 17,
conocido como "Lápiz Volador", tres Fíat C.R.32 italianos,
y un Messerschmitt Bf 109 alemán, siendo el primer piloto en
la historia en derribar un avión del tipo de aquel caza alemán.
Sin embargo, la mañana del 12 de julio de 1937 Petrovic se
convirtió en mito. Aquella calurosa mañana de verano en España, "Bosko" junto
a otro compañero derribó un bombardero ligero alemán, Heinkel He 111.
Por la tarde, y en el marco de un cruento combate aéreo sobre la localidad de
Villanueva de la Cañada, ubicada a unos 30 kilómetros de Madrid, el piloto
yugoslavo se apresuró en cubrir a Ivan Yeriomenko, capitán de su
escuadrilla, y derribó otro aeroplano de la Aviazione, sin
embargo, dicha maniobra le significó quedar al alcance del avión sublevado al
mando de Miguel García Pardo, quien lo derribó. El Polikarpov I-15 de Petrovic se
estrelló, muriendo instantáneamente a un par de meses de haber cumplido los 26
años.
El joven estudiante que se había erigido como un gran abogado. El amante
del fútbol que tocó la gloria con el FK Vojvodina y la Selección
Yugoslava. El idealista que había luchado por los derechos de los más
indefensos. El piloto internacionalista que acudió al llamado de una patria
amenazada por el fascismo, terminaba su vida defendiendo sus ideales. La llama
furibunda de su extraordinaria vida se extinguía, sin embargo su fulgor no se
apagaba.
El ejemplo magnánimo de su lucha se regaba por España, por su patria, por
el mundo y por la memoria de todos los que creemos y queremos una sociedad más
justa, más igualitaria y más bella. Y así lo entendieron en innumerables
partes, sin embargo, tuvieron que pasar años para que la proeza del
oriundo de Bela Palanka se conociera a lo largo y ancho del
orbe, y fuese reconocida.
Estadio del Partizan de Belgrado |
El secretismo con que trató todo lo que oliera a Republicano, bando
finalmente derrotado por Franco y sus esbirros, demoró
en que el arrojo de aquel joven se difundiera, pero ni siquiera aquello fue
suficiente. A 22 años de su sacrificio, el 23 de mayo de 1959, la Asociación de
Fútbol de Yugoslavia colocó una placa conmemorativa en su honor en el Estadio
del Club Partizan de Belgrado, reducto donde por muchos años
disputó sus encuentros de local el seleccionado yugoslavo.
Asimismo, el gobierno de Jozip Broz Tito, Primer Ministro
de Yugoslavia, instauró que en las ciudades de Belgrado, Novi
Sad e Ivanjica, ciudad natal de sus padres, sendas calles
llevaran su nombre para que su ejemplo y su nombre jamás fuesen olvidados.
Finalmente, tras el advenimiento de la democracia en España, y a casi
setenta años de iniciado el conflicto, el Congreso de los Diputados de
aquella nación decidió otorgarle a los Brigadistas Internacionalistas, entre
los que se incluía Božidar “Bosko” Petrovic, la nacionalidad
española por gracia, en reconocimiento a la labor y el arrojo que todos ellos
tuvieron para defender una nación que les era ajena, pero que defendieron con
ahínco y vehemencia, como si les perteneciera.
Hoy, los restos de "Bosko", al igual que los de
tantos otros "Internacionalistas", descansan en una fosa
común en las inmediaciones de Brunete, pues las tibias leyes
españolas han impedido que, de manera certera y diligente, se puedan reabrir,
exhumar y reconocer a quienes ahí se encuentran sepultados, para darles un
digno, honroso y respetable enterramiento.
Aviadores Republicanos |
racias Bosko!
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