El período de Entreguerras
fue caótico para Alemania. El repunte económico que había vivido tras el
término de la Gran Guerra -conocida tras 1945 como Primera Guerra Mundial- se
vio violentamente truncado luego de que en 1929 se desatara la "Gran Depresión",
una severa crisis económica que afectó a todo el orbe. Así, las quiebras
masivas de comercios y bancos más la imposibilidad del Estado Alemán de
cancelar sus compromisos y obligaciones, desembocó en una recesión que
significó que alrededor de 6 millones de personas estuvieran sin empleo -algo
así como el 20% de la fuerza laboral-, y dio pie a una creciente tensión social
que fue "caldo de cultivo" para que las ideas nacionalsocialista que
propugnaba Adolf Hitler sedujeran al pueblo germano, dando origen a todo lo que
se vivió después.
Fue en este contexto que
vino al mundo en Bremen, Bernhard Trautmann, un espigado arquero alemán que
entraría en la historia linda del Manchester City con sus actuaciones entre los
años 50' y 60', siendo uno de sus emblemas más importantes, exhibiendo una Copa
FA y, tras Alan Oakes, Joe Corrigan y Mike Doyle, elevándose como el cuarto
jugador que más veces ha defendido la camiseta de los "Citizens", con
545 encuentros.
No obstante aquello, y
retrocediendo algunos años en el tiempo, la vida de Trautmann no fue siempre
color de rosas. Debido al desempleo que sufría su padre, Bernhard vivía de
pedir limosna en las calles y de saciar su hambre en los comedores comunitarios
que pululaban en Alemania a finales de la República de Weimar, sin embargo,
esta situación no le significó un impedimento para que pudiera desarrollar su
veta deportista.
Hitler y niños miembros de la Jungvolk |
Así, "Bert" se
enroló en el club Blaus and Weiss y en la Asociación Cristiana de Jóvenes,
lugares donde demostró grandes aptitudes en el atletismo, el handball y también
el fútbol, más, y imbuido completamente en lo que significó la vorágine
nacional-socialista en la Alemania de Hitler, Trautmann se enroló en la
Jungvolk, la sección de las Juventudes Hitleriana para los niños de entre 10 y 14
años, para posteriormente pasar a formar parte de las Hitlerjugend, propiamente
tal.
Allí estaba cuando se desató
la Segunda Guerra Mundial por lo que se enroló como paracaidista en la
Luftwaffe para, y según sus propias palabras, “defender la tierra de sus padres”.
Primero, fue enviado a Polonia donde las ofició como operador de radio hasta a
finales de 1941, fecha en la que fue enlistado en el 35º pelotón en
Dnepropestrovsk, Ucrania, unidad que participaba activamente de la Operación
Barbarroja, nombre en clave con que Hitler y sus aliados habían motejado a la
maniobra con la que pretendían invadir la Unión Soviética.
Allí, y debido al crudo
invierno soviético, la escuadra de alemana se dedicó a desarrollar una especie
de guerrilla, atacando por sorpresa a las unidades rusas, hechos donde
Trautmann se destacó valientemente, por lo que fue ascendido a cabo. Pero las
felicitaciones y reconocimientos no durarían mucho. En una de las tantas
operaciones, "Bert" fue apresado por el Ejército Rojo, mas su astucia
le permitió escapar. Por tamaña acción,
fue ascendido a sargento y condecorado con la Cruz de Hierro de Primera Clase,
galardón reservado para los hombres del Ejército de Tierra, incluida la infantería
aérea, destacamento a la que pertenecía Trautmann, y de las SS-Armadas que
realizaran 4 actos de coraje.
Luego, fue trasladado al
Frente Occidental, específicamente a Francia, donde las huestes Aliadas hacían
mella entre las posiciones germanas. Aquí, volvió a caer en manos enemigas,
esta vez siendo apresado por la Resistencia Francesa, pero una vez más volvió a
escapar para reintegrarse nuevamente a las filas de la Luftwaffe, esto hasta el
año 1944, data en la que, previendo que la victoria alemana era prácticamente
imposible, desertó y decidió volver a su Bremen natal para comenzar una nueva
vida, aún cuando sabía que los alemanes lo buscarían por traidor y los aliados
por considerarle un enemigo.
Fallschirmjäger, paracaidistas alemanes |
No obstante, jamás alcanzó a
llegar a la ciudad bañada por las aguas del Río Weser, pues en su camino fue
tomado prisionero por tercera vez, ahora por tropas estadounidenses, sin
embargo, una vez más volvió a escapar. Se echó a correr con tan mala suerte que
en su huída se topó de frente con una patrulla británica de la que no pudo ni
quiso escapar, pues estaba consciente de que la guerra estaba llegando a su
fin. Así, fue trasladado a un campo de prisioneros en Bélgica, país donde
permaneció un año en reclusión.
Luego, fue transpuesto a
Inglaterra, a la localidad de Essex, donde los interrogatorios lo llevaron a
ser catalogado como un prisionero "Clase C", es decir, que había sido
instruido desde pequeño con el pensamiento Nazi, por lo tanto, un nazi a la más
alta escala. Tras su estadía en Essex y luego de nuevos interrogatorios, fue
clasificado como "Clase B" siendo reubicado en la prisión de Marbury
Hall, en Norwich. Finalmente, en 1947 comenzó a cimentarse la historia que lo
catapultaría a la historia del fútbol inglés en general y al corazón de la
hinchada del Manchester City, en particular.
En aquel año, Bernhard fue
trasladado a Ashton in Markerfield, una localidad a medio camino entre
Manchester y Liverpool, y donde se pasaba los días jugando al fútbol contra los
demás prisioneros y también contra los guardias. Primero, comenzó jugando de
mediocampista, demostrando grandes aptitudes, sin embargo, y tras sufrir una
lesión, comenzó a desenvolverse como arquero, posición que lo encumbraría a la
gloria.
Al momento del cierre de
campo de prisioneros, Bernhard Trautmann se vio en la encrucijada de regresar a
Alemania o comenzar una nueva vida en Gran Bretaña. Primó la segunda opción,
pues una oferta de trabajo en una granja y el anonimato en un país ajeno le
entusiasmaron más.
En eso estaba, cuando el
pequeño club St. Helens Town se interesó en ficharlo. Con los
"Santos" derrochó buenas actuaciones, llegando inclusive a clasificar
a su escuadra a la final de la Copa George Mahon, la liga de la primera división
del fútbol del condado de Liverpool.
Su buen cometido hizo que
varios equipos de la Premier League inglesa posaran sus ojos en él, sin
embargo, el 7 de octubre de 1949, y con 26 años, se decidió por defender los
colores del Manchester City, elenco que estaba preparando un plantel poderoso
que peleara por el título del fútbol británico, luego de temporadas zigzagueantes
en años anteriores.
La noticia de su fichaje por
parte de los "Ciudadanos" se regó por Manchester, tanto así que
muchos aficionados del City se opusieron a que un ex soldado nazi integrara las
filas del equipo de sus amores, tanto así que durante los entrenamientos
llegaban fanáticos con pancartas que pedían su salida, no obstante, cuando
vieron las condiciones que tenía la nueva adquisición, los prejuicios y las
aprensiones comenzaron a disiparse.
El debut fue ante el Bolton
Wanderers y el cotejo hizo que los pocos que aún lo criticaban terminaran por
aceptarlo, pues su actuación fue simplemente brillante. Así, Trautmann se había
echado al bolsillo a la mitad de Manchester, pero aún faltaba superar los
abucheos del resto de Inglaterra, pero faltaba poco.
El 27 de agosto de 1947,
"Bert" regresaba a Londres, ya no sobrevolándolo como durante la
guerra, sino vestido de corto y esperando que a punta de atajadas y achiques,
dejar atrás las burlas, las pifias y las desaprobaciones de las parcialidades
rivales. Y así fue. De hecho, tan formidable habría sido su actuación que ambas
hinchadas lo habrían despedido con ovaciones una vez concluido el cotejo.
Trautmann en la final de la FA Cup 55'-56' |
Aquel año, el City mostró
mucha irregularidad y terminó perdiendo la categoría, sin embargo, tras doce
meses en la segunda división, retornó a la Football League –antecesora de lo
que hoy conocemos como Premier League- para comenzar a vivir una de sus etapas
más brillantes, llegando a la final de la Copa FA en la temporada 54’-55’, y
logrando quedarse con la corona del mismo torneo al año siguiente, con
Trautmann como la gran figura. De hecho, aquella temporada -55’-56’- “Bert” fue
distinguido como el mejor jugador de la Football League, galardón que volvió a
revalidarlo un alemán en pastos ingleses recién después de cuarenta años,
cuando Jürgen Klinsmann lo recibiera defendiendo los colores del Tottenham
Hotspurs.
Bernhard abandona el campo visiblemente afectado |
En aquel partido ante el
Birmingham, Bernhard se transformó en un mito. Faltaban quince minutos para que
el encuentro culminara y los “Ciudadanos” ganaban cómodamente el cotejo por un
marcador de 3 a 1. Los “Blues” buscaban con todo acercar las cifras. En eso
estaban, cuando Trautmann, "buceó" a ras de pasto para arrebatarle el
balón al delantero del Birmingham, Peter Murphy, con tan mala suerte que la del
goleador fue a dar directamente a su cuello. "Bert" quedó a mal
traer, pero logró arrebatarle el balón. Ya no podían hacerse más cambios, por
lo que el meta alemán siguió jugando adolorido y con el cuello a la miseria,
sin embargo, eso no fue impedimento para que pudiera, nuevamente, ahogarle el
grito de gol al propio Murphy.
Tras el encuentro, Trautmann
aseguró que jugó la parte final del cotejo "en una especie de niebla"
que le producía el dolor. Asimismo, el Principe Felipe, encargado de entregar
las medallas a los campeones, admitió que Bernhard tenía el cuello torcido
cuando le tocó entregarle la condecoración al alemán. Finalmente, y tras una
serie de exámenes, se le diagnosticó que cinco de sus vértebras estaban dislocadas
y una partida en dos, por lo que se perdería lo que restaba de torneo y toda la
temporada siguiente.
Bert recibendo el reconocimiento |
Tras la lesión,
"Bert" jugó regularmente una temporada más, la del 57'-58', sin
embargo, siguió alternando con la titularidad hasta la temporada 63'-64', tras
la cual, se trasladaría al Wellington Town, club con el que jugaría tan sólo
dos encuentros para colgar los botines definitivamente.
Con 15 temporadas
defendiendo al Manchester City, Trautmann se convirtió en uno de los emblemas
de los ciudadanos, de hecho, una escultura en su honor adorna los pasillos del
Museo de los "Citizens" en la ciudad inglesa, además de engrosar el
Salón de la Fama del Museo Nacional del Fútbol de Inglaterra.
Tras dejar la práctica del
fútbol, Trautmann se calzó el buzo de entrenador, dirigiendo al Stockport
County de Inglaterra y al Preußen
Münster de Alemania, equipos de menor cuantía en lo que al balompié se refiere,
así como a adiestrar a los seleccionados de Myanmar, Tanzania, Liberia y
Pakistán, sin mayores éxitos.
Finalmente, se retiró para
siempre del fútbol en 1988 para crear la fundación que lleva su nombre y que se
dedica al fomento de las relaciones entre el Reino Unido y Alemania. Asimismo,
viajó a vivir sus últimos días a España, específicamente a La Llosa, en
Valencia, lugar donde falleció el 19 de julio de 2013 con 89 años a cuesta y
una historia digna de una película.
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