lunes, 18 de mayo de 2020

IFK Göteborg, El Último Campeón Proletario (Primera Parte)




Hoy en día, el sinónimo por antonomasia del fútbol es dinero. Con una industria que, según un estudio de la consultora Delloite, movió dineros por sobre los 500 Mil Millones de dólares en el mundo entero, cifras tan colosales que se comparan con el PIB (el valor monetario de todo lo producido por un país en un año) de naciones como Chile, Hong Kong o Suiza, y superior al de prácticamente todos los países de África.

En el caso de los sueldos de los futbolistas, las cifras son igual de dantescas: la suma de lo que ganan los 10 jugadores con los salarios más altos alrededor del mundo (Alexis Sánchez ocupa el octavo lugar) durante un año, supera los 400 millones de dólares, una cifra tan monumental, que duplica las ganancias que tuvo la Scudería Ferrarri, el año recién pasado.

Así, y en las divisiones de elite, por supuesto, es singular que un futbolista tenga que compatibilizar su desempeño como jugador con alguna otra actividad, primero, porque la profesión ya no lo permite, debido a que los sueldos superan, sin ningún duda, la media de sueldos de cualquier país, y, lo más importante aún, pues por la exigencia física y mental que el fútbol requiere.

No obstante esto, no hay que echar mucho atrás en la bobina de la historia del fútbol para encontrar ejemplos de jugadores que tuvieron que ajustar las patadas al balón con algún otro trabajo. James Vardy, internacional inglés, figura con el Leicester City, campeón de la Premier League el 2016, trabajó como obrero en una empresa de piezas ortopédicas antes de fichar por el FC Halifax Town, equipo de la quinta división británica, y que le abrió las puertas para convertirse, un poco después, en estrella de los “Foxes”, entregándole, a punta de goles, su primer título en la élite del fútbol británico en sus 132 años de historia.

Mas, la historia más romántica y novelesca que recuerde el fútbol mundial, sobre  jugadores que tuvieron que mezclar la pelota con diversos trabajos u ocupaciones para ganarse el pan, y, además,  tocar la gloria con el fútbol, fue el IFK Göteborg de Suecia, campeón de la Copa UEFA 1981/82.

El fútbol en Suecia, está dominado por el Malmo FF y el IKF Göteborg. El primero, ostenta

23 ligas de aquel país y dos finales que le hicieron rasguñar la gloria a nivel internacional: una final de la Copa UEFA el 78/79, y un vicecampeonato de la Copa Intercontinental, trofeo que disputó porque el Nottingham Forest, el campeón de la Champions League de aquel año, se negó a viajar a Sudamérica para dirimir con Olimpia del Paraguay, al mejor equipo del Mundo.

Y el segundo, le pisa los talones a los “Blåe”, con 18 campeonatos suecos, pero que sabe de victorias fuera los fiordos nórdicos, vanagloriándose de, nada más y nada menos, que dos Copas UEFA,  las del 1981/1982 y del 1986/1987, siendo la primera, una oda a la entrega, el pundonor y el coraje.

La temporada 82’, tenía un claro objetivo para el el IFK Göteborg: volver a gritar campeón, tras 12 en los que se contó con pasos por segunda división, inclusive, y con años viendo como sus clásicos rivales, y hasta equipos de menor cuantía, se quedaban con la liga, negándole la gloría que hacía sólo unos años les había metido en el Olimpo del fútbol sueco, y que le hacían batallar, junto al Malmo FF, el IFK Norrkoping y al AIK, como el cuadro más popular de todo Suecia.

Con un raigambre popular, emanado del fuerte vínculo que generó con los trabajadores de la industrializada ciudad de Gotemburgo en sus inicios, los “Kamraterna” (Compañeros), como se le conoce al Göteborg en Suecia, forjó un lugar entre los grandes de aquel país a principios del 1900, cuando, y por 6 temporadas consecutivas, venció a todo al que se le pusiera por delante, quedándose con 6 campeonatos al hilo y perdiendo apenas 7 partidos entre 1912 y 1918.

Luego, aunque no volvió repetir la hazaña de sus inicios, siempre se mantuvo animando el torneo sueco, levantando, de tanto en tanto, la copa como el mejor del país, y entregándole a Suecia figuras del balompié, que participaron en las mayores conquistas del fútbol sueco, como las medallas de bronce conseguidas en los JJOO de Paris y Helsinki, la presea de oro en los Olímpicos de Londres, y el vicampeonato mundial el año 58’, cuando sucumbieron a la magia de Pelé, Garríncha y Vavá, y entre los que destacan Björn Nordqvist, Gunnar Green, Reino Börjesson, o más actualmente, Thomas Ravelli, Niclas Alexandersson o Kennet Andersson.

Sin embargo, para fines de los años setenta, el IFK Göteborg no pasaba por su mejor momento.Al contrario, tal vez vivía el capítulo más oscuro de su historia: en 1969, abrochaban un nuevo título y sólo doce meses después se marchaban a la segunda división, serie de la que no lograron librarse durante largos siete años. Valdría la pena toda esa espera.

La extensa estadía en la división de ascenso, mermó las arcas del club, por lo que se les volvió imposible competir con los números que manejaban sus rivales en primera. Los dirigentes del Göteborg, conscientes de que aquello ocurriría, volcaron el dinero que les entraba en potenciar las series menores, quienes serían la base de los torneos que se venían y de la gloria que los estaba esperando, y desde donde emergieron nombres como los de  Conny y Jerry Karlsson, Glenn Hysén y Glenn Strömberg, quienes fueron la base en el retorno a la máxima división del fútbol sueco.

En la temporada 78’  terminaron la liga en tercer lugar, meritorio para haber pasado siete
años en la B, pero bastante lejos del Östers IF, que terminó con 7 puntos de ventaja sobre los “Blåvitt”. Esto, les permitió volver a copas internacionales, jugando Recopa de Europa 79/80’, alcanzando los cuartos de final, luego de dar cuenta del Waterford United irlandés y del Panionios griego, y donde sucumbieron ante el Arsenal por un global de 5 a 1. Todo un mérito, pensando que solo unos meses atrás, los “Kamraterna” desplegaban su juego en segunda división.

La billetera de “Los Ángeles”, como también se conocía al IFK Göteborg, no repuntaba al ritmo de  como lo hacían sus triunfos deportivos, situación que no le permitía, aún, ofrecer grandes sueldos y, por ende, atraer a las figuras del fútbol sueco. El mal trance económico era tal, que el plantel  combinaba su labor como futbolistas con trabajos como cocineros, obreros o bomberos, y, es más, cuenta la leyenda que la gran figura de aquel plantel, el delantero Törbjorn Nilsson, era el único que tenía un contrato que le permitía dedicarse cien por ciento a su labor como futbolista, sin embargo, se fastidiaba tanto haciéndolo solo, que también se buscó un trabajo.

Para el año siguiente, la dirigencia volvió a asestar en el blanco, abrochando como director técnico a un novel Sven-Göran Eriksson, un adiestrador que hacía sus primeras armas como tal en el fútbol, y que había hecho una notable campaña con el Degerfors IF, elenco de la tercera división sueca que venía haciendo notables campañas y con rumbo claro hacia la primera división.

Eriksson, implantó un novedoso estilo de mecanismo basado en la utilización de paredes, de combinaciones cortas y juego a ras de suelo, algo bastante más exquisito al que estaban acostumbrados en Suecia. Un juego que se conocía como el fútbol champán, por haberlo comenzado a implantar el Stade de Reims francés en los años 50’.

El fútbol de los “Obreros de Göteborg” comenzó a llamar la atención de inmediato. Con sendas victorias en la Copa de Suecia, trofeo que ganaron por nocaut el 79’, comenzaron a hacerse un nombre dentro de tierras suecas. En la Liga de aquel año, la performance también fue positiva, pues pelearon palmo a palmo el torneo junto al Halmstads BK, sin embargo, tan sólo un punto de diferencia le impidió revalidar el mismo título que había cosechado hacía diez años, teniendo por consuelo la clasificación por primera vez a la Copa UEFA 80/81’, donde, lamentablemente, no pudieron avanzar más allá de la primera ronda, pues cayeron ante el FC Twente de Holanda, por un global de 3-5 ( 1 a 5 en Enschede y 2 a 0 en Gotemburgo).

Al año siguiente, el tercer puesto en la Liga le permitió clasificar, por segundo año consecutivo, a la edición 1981/82’ de la Copa UEFA, versión que llevaría al IFK Göteborg a las páginas lindas del fútbol, sueco, europeo y mundial.


(Continuará...)

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